Nadar es una actividad muy divertida, pero también peligrosa, especialmente si el que cae en una alberca es un niño y no sabe nadar. El ahogamiento por algunos segundos, puede traer consecuencias graves a la salud de los niños, e incluso la muerte. La American Academy of Pediatrics sugiere algunas medidas preventivas para cuidar la seguridad de tus hijos en la alberca.
1. No dejes a los niños en la alberca sin supervisión. La persona que los cuide debe saber cómo administrar resucitación cardiopulmonar.
2. No dejes a un niño solo cerca de una alberca y menos dentro de ella.
3. No olvides juguetes dentro de la alberca o en sus alrededores.
4. Rodea la piscina con una cerca de no menos de 1.2 metros de altura, con una cerradura en la puerta para que no esté al alcance de los niños.
5. Inscribe a tus hijos en clases de natación lo más pronto posible. De uno a cuatro años es lo más recomendable.
6. Aunque los niños sepan nadar, no dejes estar al pendiente cuando estén en la alberca y enséñalos a que no jueguen cerca de desagüe.
7. Por ninguna razón te alejes de los niños que no saben nadar.
8. Enseña a los niños a no correr, empujarse ni saltar unos sobre otros cerca del agua.
Si bien es cierto que el agua proporciona horas de gran placer y de ejercicio para los niños, también es una trampa mortal si no tomas las precauciones apropiadas para protegerlos.
Un niño pequeño puede ahogarse rápidamente en unos 2.5 cm de agua en una tina si se deja sin supervisión. A los dos minutos de sumergirse, se queda inconsciente; si se mantiene sumergido por cuatro o seis minutos y no llega a ahogarse, sufre daño cerebral irreversible.
Alrededor de 20% de los sobrevivientes de un ahogamiento sufren discapacidad neurológica severa y permanente.
Este tipo de accidentes en la mayoría de los casos se puede prevenir. Recuerda que, aunque tu hijo sepa nadar, no garantiza su total seguridad. ¡No te descuides!